¡OH JUTICALPA!
¡Oh! Juticalpa
Corazón descalzo
Hoy veo techos de cartón, pies diminutos
Y una lágrima que va abriendo los ríos
Hasta el final de una poesía.
Desgrana maíz nuevo
Entre unas manos enflaquecidas
Y no escribas una poesía para él
Él ya tiene una en cada calle
Que hay un rostro.
¡Oh! Suelo
Que guardas sus huellas en una lluvia
Que guardas una lágrima entre un otoño
Que has visto a un hombre caer por las noches
Y has escuchado el grito
De un quijote
Sobre una página fría.
Que se abran los campos mientras duerma
Y que un sueño azul
Devuelva sus años
A él, que pidió una patria para el descalzo
Que sujeto una pluma con el corazón
Que habló por otros
Con el lenguaje celestial de la poesía
Con creencias en una patria
Con sueños de un pueblo.
En el primer centenario de fundación del Instituto Departamental “La Fraternidad” (1897-1997)
MI CANTO A LA “FRATERNIDAD”
Tu historia no “se escribe en una lágrima”
Como cantó Heliodoro.
Es cendal que bajo el dombo azulino de mi Olancho
Ilumina las campiñas y los valles;
Es murmullo de los ríos, es estruendo de cascadas,
Es susurro de caobas y de cedros en la selva Mucupina.
Es el brillo del machete campesino domeñando la montaña,
Es mugido de vaca, es olor a leche fresca,
Es aroma de pinares, es olor a coyolares.
Es el grito lastimero de los mártires,
Es el llanto de los pobres enjugando su desgracia;
Es el beso de la madre que despide al hijo
Que se aleja de la casa tras la búsqueda ilusoria
De mejores horizontes.
Es el trino del cenzontle, del jilguero y del zorzal,
Es arrullo de paloma, es el canto de mamá.
Es el alma de mi pueblo reclamando libertad,
Es la angustia del que sufre,
Es el grito de la paz.
Es la risa cantarina de los niños,
Las legiones que serán
Los invictos portadores del mensaje
De progreso, de cultura y algo más.
Es la furia de Mendoza, de sus indios
Reclamando sus derechos en las vueltas del Ocote;
Es el héroe que ha venido
A dejarnos el sosiego devolviéndoles la fe
Que se anida en la esperanza,
El anhelo y la verdad.
Son los cuerpos de infelices que pagaron con sus vidas
Su derecho a la justicia,
Y en el viejo tamarindo de tu patio
Se mecieron como lábaros clavados
En las cumbres por las huestes libertarias
De Serapio, de Antúnez y Zavala. El reflejo de la adusta “guacalona” de los jefes
Que con coraje de hombres
Nacidos para morir,
Luchando por su terruño, por sus hijos, por su ideal.
Es el verso de los poetas,
Es romance y es congoja;
Es rasgueo de guitarras, es canción apasionada
Entonada en el balcón.
Es Alfonso y es Froylán,
Clementina y Salatiel,
José Navas y Juanita.
Y es el Maestro – Apostol
Padre de nuestra cultura,
Consagrado en el inmenso corazón de este Olancho,
Y en el recodo sagrado de nuestro Hogar Cultural.
Es Bonilla y es Bertrand, y lo fuera antes Zelaya
Rectorando los destinos de la patria irredenta.
Es la mujer, la diosa que nos inspira y nos ama
Y que a sus pies colocamos de hinojos
Nuestro respeto, nuestro amor, la vida entera.
Es repicar de campanas en las fiestas bullangueras,
Y tañidos lacerantes en los duelos lastimeros;
Es Juan Sergio, el bohemio, enterrando los caídos
En el año diecinueve del siglo que ya agoniza.
Es la brisa que nos trae el aroma de la tierra,
O es huracán fiero
Que abatiendo la mañana
Deja a su paso una huella de ancestrales dinosaurios.
Es el saludo del pueblo
En claros amaneceres dándose los buenos días,
O al hijo un “Dios te bendiga”
Es el sudor campesino
Cayendo a chorros al surco que recibe la simiente
Para devolverla en frutos de cosechas envidiables.
Es la mujer, es el hombre que en las aulas escolares
Encienden con entusiamo
La tea que ilumina el futuro de tu pueblo.
Es rugir de motores
En las calles citadinas,
O en caminos polvorientos llevando progreso y pan,
A muchedumbres hambrientas
Del que se amasa en la artesa
Y el que predica el evangelio de Jesucristo en la tierra.
Es la estrella que titila en lo alto del firmamento,
Es el azul del cielo,
La nube que vaporosa va empujada por el viento;
Es la canción mañanera
Del hombre que va al trabajo
Con su cumbo y su machete
A forjar destinos nuevos.
Somos los olanchanos que un día de tierno gozo
Llegamos a tus aleros
Buscando nuevos senderos.
Y una pléyade de insignes, de consagrados mentores,
Nos llevaron de la mano
A abrevarnos en las fuentes de la ciencia,
De la ética, del honor y la justicia,
Y llenaron nuestras mentes
De luces que nunca mueren,
Que como llama votiva arde en nuestros corazones.
Y en este tu centenario,
Aquellos que te fundaron
Baten palmas al cielo.
Los que dejaron su herencia de cultura y de progreso,
Están aquí con nosotros
Postrados ante el eterno,
Como el abrazo sincero
Que el año 97 del siglo anterior se dieron
Azules y colorados olvidando diferencias.
Y por eso tu historia no “se escribe en una lágrima”.
Esta escrita con la tinta de la sangre olanchana,
Con las plumas de las águilas
Que batieron bajo el dombo de tu cielo
Sus alas para elevarse muy alto y llevar tu nombre
Que brilla con luz de soles, de mil galaxias eternas.
Tu historia es sentimiento
Nacido en aquel instante de conflictos y de penas,
Bálsamo maravilloso que cura heridas muy hondas,
Arco iris que brilla en todos los corazones.
Y tu historia se refleja
En los que con acierto dirigieron y dirigen
Tu destino luminoso:
Sagastume, Ayes Canelas, Reyes Tejeda, Alvarado,
Orellana y Vindel, Chepe Sarmiento y Fernando, Ramírez
Medina, Hernández es Edgardo y Papa Liche
Que nos dejaron sus huellas imborrables, luminosas.
Ahora Samuel te lleva al pináculo preciso
Transitando por la rutas que dejaron los de ayer.
Salve, Oh, mi Ala Mater,
En tus cien años añoro
Los cinco que yo pasara en tu ceno acogedor.
Y te canto,
Y tu recuerdo de mis años en tus aulas
Pone crespones nostálgicos en mi corazón cansado;
Pero te rindo tributo
De mi amor, mi sentimiento,
Porque en ti aprendí a ser hombre
De lucha y de convicciones,
Que marcan el derrotero del éxito y de la ventura.
Salve a ti, Colegio mío,
Cuna del saber. ¡Salud!
A JUTICALPA
Vieja y tranquila ciudad de mis amores
Que en tu seno de madre cariñosa
Guardas y velas mis progenitores
Con el esmero de hija o de una esposa.
Yo de lejos comprendo tus dolores
Y escucho tu lamento quejumbroso,
Cuando a tus hijos llegan los rencores
Y odios ajenos a tu vida hermosa.
Que el buen Dios de los cielos te bendiga
Con unción, y a tus puertas la ventura
Llegue y calme tu sed y tu fatiga,
Y mañana te vea placentera
Quieta ciudad de amor y de dulzura
Donde yo viera el sol por vez primera.
AMISTAD
A Don Ernesto Fernádez
Quiero enfilar mi barca hacia ignotos océanos
Y navegar incierto cual un nuevo Colón,
Quiero matar la angustia de vivir añorando
Una ruta en mi vida y una nueva canción.
He apurado la copa de las desilusiones
Y mi espíritu ansía la altura tramontar,
Para dejar abajo estas bajas pasiones,
Estos odios inmensos que son fe universal.
No importa que por mares procelosos, bravíos,
Mi débil barca tenga al fin que naufragar.
Si he sufrido la furia de los hombres impíos,
¿por qué no he de vencer la furia de la mar?
Quizá en su vuelo augusto mi espíritu doliente,
Lo azote con su fuerza el bárbaro huracán.
Podrán caer entonces las ingratas pasiones,
Pero mis ilusiones… ésas no caerán.
A DON ERNESTO FERNÁNDEZ
Quisiera decirle amigo Fernández
Mis abuelos grandes
De superación;
Y taño mi lira
Pero está cautiva
Mi inspiración.
Yo veo en el claro,
Ignoto horizonte,
Más allá del monte
Y más allá del mar,
Un signo impreciso
Que acaso lo hizo
Mi eterno mirar.
Pero escruto siempre
Con afán inmenso,
Lo poco lo extenso,
Con febril pasión…
Y en esa ansia loca
Parece que toca
Mi lira ya rota
Sin inspiración.
Usted que comprende
Que decirle quiero
El dolor artero
Que nos da el saber,
Estará conmigo,
Pues este su amigo
Lo sabe querer.
Mis anhelos fueron
Y son un enigma,
El signo impreciso
En mi porvenir;
Y por eso avanzo
Sin tener descanso
Hasta yo morir.
CAVILACIONES
Oyendo el tic tac acompasado
De un antiguo reloj, se me imagina
Que la vida es un lampo regalado
Por una Suprema Voluntad Divina.
La ciega humanidad, con desenfado
Hacia su propia destrucción camina,
Olvidando – insensata – que el pecado
Es lo que a nuestra alma contamina.
Un segundo, un minuto, una hora,
Son regalos de un Dios Omnipotente
Para acordarnos de El en cada aurora.
Y darle gracias, a sus pies de hinojos,
Porque suyo es el pasado y el presente,
Y lo bello que miran nuestros ojos.
Con profundo afecto a la
Lic. María Elena Sánchez de Henríquez
7 de noviembre, 1993
OFRENDA
Adalid que transmite el pensamiento
A un mundo ansioso de la idea,
Y que llevas rutilante el sentimiento
Como un faro de luz, una presea.
En tu noble misión no hay un momento
Al descanso y quizás por eso sea,
Que tu nombre en el éter o en el viento
Vibra el conjunto de Palas Atenea
No te mueve en tu afán el vellocino
De oro que envilece al hombre malo,
Porque Dios te ha marcado otro camino.
Y en esfuerzo con penas y amarguras
Con paso olímpico, sereno y muy ufano
Vas redimiendo esta patria que es HONDURAS.
Dedicado con fraterno sentimiento
A mis compañeros asociados en la ANARH
En nuestro día. 4 de octubre, 1993.
A PIEDAD
Pasaba yo mi vida soñando largamente
En un amor profundo como el cielo y el mar,
Morían mis ensueños y entonces locamente
Deseaba morir luego para no sufrir más.
Porque es un imposible vivir sin la esperanza
De ver en el sendero de la imaginación,
De un amor que ilumine nuestra lóbrega estancia
Tal vez oscurecida por el negro dolor.
Así pensaba solo, muy solo en la agonía
Perenne de ver claro mi sendero algún día
Y con esa esperanza soñaba en mi orfandad,
Y sucedió el milagro, de pronto en mi camino
Surgió implacable, blanca una estrella y mi sino
Cambió porque hoy te amo y me amas tú Piedad.
10 de enero de 1945
A MI MADRE
En el Día de la Madre – Mayo 13 de 1950
Hoy Día de la Madre, quisiera estar de hinojos
A los pies de mi santa y buena viejecita,
La mujer que ha enjugado el llanto de mis ojos
Y que conoce todas mis penas y mis cuitas.
Mas, la distancia, el tiempo, entre los dos se impone,
Y en este día sacro, de amor y de ternura,
Tengo para ti, madre, los recuerdos que ponen
La tragedia, la dicha, la pena y la locura.
Madre mía, te invoco y en tu nombre bendito,
Con el alma angustiada y el corazón contrito,
Tejiendo estoy hoy, sólo para ti esta corona.
Para aureolarte toda con mi amor y mi angustia
Que tal parece ahora mi alma una flor mustia
Que por estar contigo mi cuerpo ya abandona.
PRIMOGÉNITA
A mi hija Dorita,
En su primer cumpleaños
Quiero pulsar mi lira a tiempo abandonada
Para cantarte reina de mi amor y mi llanto,
Porque hoy esta de fiesta mi alma enamorada.
Te quiero porque es mío tu amor, tu vida entera,
Más son tus desvelos, tus esperanzas mías,
Porque llevas pedazos de mi ser y en tus venas
Corre mi sangre joven cantando sinfonías.
Hoy soy feliz, mi vida, porque has cumplido hermosa,
Un año, y es tu vida como una fresca rosa
Que exhala su perfume en un templo: mi hogar,
Y esa vida te espera, sonriente, placentera,
Será para ti siempre perenne primavera
En premio a las virtudes que sabrás conservar.
A MI HIJA DORITA
Eres angelito
Lleno de candor,
Tú no eres estrella
Porque eres un sol.
Eres angelito
Dueño de mi amor,
Tus suaves manitas
Son raro primor.
Encierras en tu alma
Pura, angelical,
El perfume todo
De la santidad.
Eres en mis horas
De inmensa alegría,
La rosada aurora
Que mis pasos guía.
Luz en las tinieblas
De mis desconsuelos
Calor en la niebla
De locos desvelos.
Tú me das aliento
En la ardiente lucha,
Al mirarte siento
Que tu vida es mucha.
Y aunque pequeñita
Como muñequita
De claro cristal,
Eres grande, grande,
Cuando se me expande
Mi amor paternal.
FIESTA EN EL CIELO
De fiesta mi alma mustia está en está día
Porque tú hija mía
También de fiesta estás;
Esplendorosa arriba hoy, ángel de mi cielo,
Entre encajes y velos
A un año de paz.
De fiesta en este día están los querubines,
En el cielo, jazmines
Su perfume te dan,
Los sonoros laúdes en tu honor dan el viento
Sus músicas y siento
Yo la sed de cantar.
Y te canto hija mía, aunque mi lira rota
Ya no tiene la nota
Que ayer la hizo vibrar;
Estos versos que encierran el inmenso cariño
Que te guarda este niño
Viejo que es tu papá.
Que en tu vida que empieza no haya sino ventura,
Que te conserves pura
Es toda mi ansiedad;
Y mañana ya cuando llegue yo al ocaso,
Que halles siempre a tu paso
La miel de la bondad.
HASTA LUEGO
Al Rev. Padre Walter Mancini, O.F.M.
Con motivo de su traslado a Boston, USA.
Llora la naturaleza…
Un silencio solemne todo envuelve
Y el alma sufre sin igual angustia.
De la tierra de Lincoln, el sublime,
De Jefferson, de Washington y Kennedy,
Llegó un día hoy ya lejano
Un siervo del seráfico Francisco.
Todo nervio, dinámica y cerebro,
Comenzó la gran obra del espíritu
Y aquella otra plasmada en obras grandes,
De piedra, de concreto y de granito.
La fe dormida ha tiempo en este suelo,
Surgió de pronto como el ave Fénix
De las cenizas de un ayer pasivo,
Cuando la iglesia anidó en sus templos
La magna proyección de su doctrina.
Como fuentes de la luz fueron los templos,
Y a ellos llegaron todos los peregrinos,
Para saciarse en el amor de Cristo
Y hacer más fuerte el cuerpo Sacrosanto
Del Dios Crucificado en el madero.
Olancho fue la hoguera inextinguible,
De fe robusta y anhelos tan sublimes,
Por el fervor nacido cabe el ara
Donde está Dios eterno y omnisciente.
Los padres Franciscanos que de lejos,
Llegaron a la pampa sin límite de Olancho,
Trajeron en sus túnicas la gracia
De hacer el milagro.
Ahí esta en la acción de los fieles resurrectos,
En la gloria de Cristo y de su Iglesia.
Ahí está la obra magnifica y serena,
Consumada en lo humano y lo divino,
Porque el hombre es mejor, mejor que antes,
La mujer se supera cada día
En la gracia divina que la asiste;
La juventud promesa es de una patria
Más grande y respetada
Por la acción bienhechora de la Grey Franciscana.
Los padres Franciscanos, los humildes
Hijos de aquel Divino Ejemplo
De todas las virtudes de los hombres,
Y todas las virtudes de los santos.
De aquella gran legión de abanderados
Se quedó en Juticalpa, nido mío,
Un sacerdote para hacerla grande,
Para dejar en ella todo un cúmulo
De cosas grandes
Del eterno padre y del hombre bueno.
Fue el Padre Walter Mancini, quien era en aras
De nuestra religión y de su gloria,
Asumió la tarea aún inconclusa
De levantar la fe y hacerla inmensa.
Como una llamarada prendió luego
En corazones de jóvenes y ancianos,
Y surgen hermandades que lograron
Hacer conciencia en la conciencia misma.
Y allá en lo alto del Cielo, allá en la gloria hubo fiesta.
Los Angeles y arcángeles
Con sus trompetas a Dios le alabaron
Porque en la noche del vicio y del pecado,
Brilló radiante la luz del evangelio.
Y cuando más el pueblo le quería,
Quiere Dios poner entre él y sus ovejas
Distancia material, pues que el espíritu
De Olancho todo le seguirá en silencio.
Queda su obra traducida en hechos
Para que siempre, por siempre su recuerdo
Sea acicate en el correr del tiempo
Y no dejar la senda señalada.
Queda en la piedra y en el duro suelo,
De esta tierra que tanto ahora le quiere,
Plasmada el ansia de saberla grande,
Como el inmenso corazón que tiene.
La ACCION CATOLICA es hija de su espíritu,
Y ante lo irremediable de partir,
Canta con versos que son dolor y llanto,
Que son angustia y pena y desencanto.
Padre Walter, mañana en la distancia,
Que a su memoria acuda este recuerdo:
ACCION CATOLICA DE JUTICALPA HERMOSA
Función cristiana de hombres olanchanos.
No decimos adiós porque seremos
Dos páginas del mismo Sacro libro,
USTED, el título que anuncia el evangelio,
Nosotros los versículos que evocan
La vida de unos hombres ayer rudos,
Y hoy ya superados por su gracia.
Quedamos huérfano de calor paterno,
Nublan los ojos lágrimas sinceras,
Y oprime el corazón desesperado
Esta noche, la última entre su Grey Cristiana,
La pena de saber que ya mañana
Será un recuerdo de luz en nuestras almas.
HASTA LUEGO, decimos a Usted Padre,
Que plegue al Todopoderoso conservarle
Lleno de vida y en otro tiempo vuelva
A cobijar bajo su manto, alero
De esta pléyade de hombres que un día
Bajo su dirección hicieron la obra,
De ser participes en el resurgimiento
De nuestra religión, de nuestro credo.
Aquí quedamos llorando su partida,
Brota un torrente de grandes emociones,
Con fuego del amor grabado queda
Un nombre inolvidable que da vida:
WALTER MANCINI…! ARRIBA CORAZONES !
31 DE DICIEMBRE DE 1950
Cae otra hoja del árbol de la vida hoy;
Y vamos caminando hacia lo ignoto
Por senderos remotos…
Con la sangrante herida
De vivir sin comprender de nada,
Dolor de ser carne viva,
Condenada
A ser polvo y tornar a la tierra
Por siglos de los siglos.
Vamos poco a poco y nos parece
Que la vida no se acaba…
Sin embargo,
Todo, todo en este mundo desaparece
Y después… nada!
Somos mundos distintos en un mismo universo,
Algo efímero, incierto, algo vago no más…
Y no hay nada que dure
Todo debe pasar…
Como pasan los años,
Como pasan los siglos hacia la eternidad.
Y esperamos que brille con fulgores de gloria
En el plácido oriente de nuestro deambular
Una bíblica estrella que nos guíe seguros
A la anhelada meta de la felicidad.
Y las hojas del árbol,
Del árbol de la vida,
Entristecida,
Van cayendo lentamente y sin cesar;
Y así pasan los años
Y el dolor que lacera nuestra vida
Y la pena de vivir sin ser nada
Sigue y sigue.
Hoy que ya cae esta hoja marchita
De mi vida
Y que vuelvo mi cabeza a lo pasado,
El dolor se recrudece
Y mi pena crece y crece,
Al hallar una estela oscura y larga…
Es la sombra
La oscura y larga sombra de mis años
Ya pasados,
Proyectados
En la senda recorrida
De mi vida
Entro a otro…
Vengan más a hacer más larga
Esa sombra de mis años
Si al final de los desengaños
Y las penas, los dolores,
Llegarán a su final
Y entonces…!nada¡
Quedará de mi carne condenada
Al dolor de haber vivido,
Y el olvido
Vendrá a poner su velo
Para siempre…
LLAMA BAJO NIEVE
Yo no me comprendo ¡Yo soy un enigma!
Un raro problema, acaso indecible
Yo busco, medito y no se descifra,
¡No hallo solución!
Cuando de t i lejos me hiere el recuerdo
Del amor que fuera para mí vida;
Consulto mi pecho, me responde el alma,
¡Grita el corazón!
Y apartando todo, mentiras falaces,
Frases convenientes del amor de un día,
Me abstraigo y al mundo del amor me voy.
Y allí dialogando con Eros, el dios
Que me hizo tan bueno para amar de verás,
Y entregar el alma y sufrir la muerte
Sin gemir siquiera.
Y por eso sufro en silencio cuando
De mí no te apiadas y lejos te vas…
No tengo la culpa de ser impasible
Ante los martirios que el amor me da
No tengo la culpa si la indiferencia
La llevo muy dentro de mi corazón,
Su yo amo de veras, misterio me vuelvo,
Separar no puedo esta maldición.
Y por eso piensas que mi amor es falso
Porque no comprendes mi raro misterio,
La pasión me mata, el dolor es grande,
Pero yo no gimo, yo no soy cobarde!
Y cubro la llama que devora el pecho
Con la capa fría de la indiferencia,
Y por eso piensas que mi amor es falso
Porque a ti no llega el calos que quema,
Sin embargo llevo encendida el alma
Pero no lo nuestro.
Yo no me comprendo
Yo soy un enigma
Un raro misterio que no se descifra.
28 de septiembre, 1944
GOTAS DE ACÍBAR
Tanto quiero decirte que no puedo explicarte
Lo que por ti siento, yo quisiera confiarte
La pena que me abruma, la nostalgia que llevo
En el fondo del alma, el acíbar que bebo
En la copa sin fondo de la desesperación;
Las torturas sin nombre, esta cruel maldición
Que me abate y fatiga con sañuda maldad
Yo quisiera decirte que te quiero en verdad.
Yo quisiera ¡valiente! Con filudos puñales
Abrirme el pecho y darte el corazón, mis males
Mis desvaríos todos, mis ansias, mis angustias
Mis inquietudes son florecidas ya mustias
Del jardín florido de mi ayer ¡Oh, mi ayer!
Sí, yo quisiera darte todito mi querer;
Te ofrendaría mi vida con sus goces, sus locos
Anhelos de ventura, sus placeres sin par
Pero quizá encontrarás en ella un manantial
De amor indescriptible; tal vez un madrigal.
Un poema, una promesa jurada allí en el ara
De ardientes e insaciables amores que preparan
La dulce y quieta vía de la felicidad;
Tal vez halles alivio a una pena escondida,
Tal vez sea un amor que yo llevo en mi vida
La clave de tu dicha; la fuente de mi mal!
10 de enero de 1944
AQUELLA NOCHE
Oye mi voz, amada,
Escucha la doliente confesión de mi alma,
Y oye el juramento que te hago arrodillado
Cerca de tu sufrir,
Cerca de tu congoja,
Lejos de la ventura…
La noche en que fundimos nuestras adoraciones,
La noche inolvidable, callada, triste y larga
Como milenio aparte del trotar de los siglos…
Comulgamos contritos, remontamos ignotos
Horizontes de gloria.
La noche de mis noches,
Cuando besé tu boca, cuando besé tu cara,
Cuando te dije todo sin hablarte siquiera.
Te miré largamente con mis ojos dormidos,
Y te di en sus miradas el fuego que me abraza.
Te ceñí en mis brazos queriendo quizá hundirte
En mi ser, en mi pecho, en mi todo, en mi vida…
Acaricié dulcemente tu blonda cabellera,
Tus manos y tu cuerpo con delirante afán,
Y pronuncié muy quedo a tu oído una frase
Nacida en un instante de álgida vaguedad.
La noche en que sufrimos el dolor de una herida
Muy honda por el dardo filudo del amor,
Es una noche llena de infinitas angustias,
E recuerdos que nunca de mí se borrarán.
Porque llevo en el alma una herida imborrable,
En mi mente una imagen, en mi boca un perfume
En mis manos la ardiente sensación voluptuosa
Y en mi ser llevo el germen de tu amor y tus ansias.
La noche melancólica de besos y suspiros,
De promesas divinas, de infinitas caricias,
De sollozos y lágrimas, de palabras dolientes
Como rosas a punto de caer ya marchitas,
Como canto elegíaco de pasadas edades,
Te amé y te amé mucho con salvaje pasión…
Comprendiste mi pena y brotó de tus ojos – estrellas
De mi cielo – una fuente de perlas,
Ahogué entonces mi llanto para no hacer grande
El quebranto indecible de aquella noche larga,
Una frase de amor…
El amor en palabras aumentó la nostalgia
Del corazón que ama.
Así fue aquella noche, callada y solemne
¿Misterios encerraba? Quizá, no sé en verdad,
Pero llevo grabada su amargura en el alma
Y una herida sangrante llevo en mi corazón.
13 de octubre de 1944
¡NO...!
Después de amarte como yo te amaba,
La fría indiferencia separó
Aquel amor que yo te profesaba
Con toda el alma, con todo mi dolor.
Mas hoy rendido, a ti de nuevo vengo
A preludiar esta sonata triste,
Vengo a decirte amada que no tengo
Paz en el alma, pues sin ti no existe.
Yo hablé a tu alma pero ella desdeñosa,
Como si roca inconmovible fuera
No oyó mi queja porque no es piadosa.
Y mientras tanto mis lágrimas rodaban…
Yo te amo Lola, mi amor no es ya quimera
Dije, y un ¡NO! tus labios pronunciaban.
26 de septiembre de 1944
EN EL CUMPLEAÑOS
Busqué para ti este día
Un ramillete de flores,
Rosas de vivos colores
Blancas, rojas o amarillas;
A la luna vida mía
He pedido para ti
Una perla y un rubí
O el oro de sus cabellos
Y me ha dicho: “no son bellos
Para la que te ama a ti.”
A una estrella radiosa
Que brilla dulcemente
Le he rogado tristemente
Que me dé su luz hermosa,
Para ofrendarte; ¡Oh mi diosa!
En este día que es tuyo
Todo mi amor en arrullo
Lleno de brillo de estrella
Pero dice que más bella
Eres tú que el brillo suyo.
Y recorrí los jardines
Buscando las margaritas,
Pero las hallé marchitas
Lo mismo que los jazmines;
Cruzó mi mente confines
Tras un tesoro ignorado,
Tras la huella de un pasado
Luminoso cual la aurora,
Y fue en vano porque llora
Mi corazón traspasado.
Pero si yo no hallé rosas,
No claveles, ni jazmines,
Ni su luz en los confines
La luz que es tan hermosa
Quiso dar para mi diosa,
¿Qué queréis de mi dolores?,
Si más bella que las flores
Eres tú que las estrellas
Y la luna y las doncellas?
Qué queréis de mis amores?
Tú sabes bien ¡Oh mi amada!
Que tuyas son mis pasiones
Que todas mis ilusiones
Son por ti y sin ti nada
Que mi alma enamorada
Te canta en versos de amor
Todo, todo su dolor,
Te canta toda su angustia
Que como rosa ya mustia
La deshoja con ardor.
¿Qué mas puedo yo amor mío
Si no tengo para ti
Ni una perla ni un rubí
Ni un diamante ni un anillo
Para darte?
Mi sencillo homenaje admirativo
Vale más que el expresivo
Presente de ricas joyas,
Que las perlas del Nicoya
Vale más mi verso altivo.
Acepta pues este ramo
De rosas de mi jardín
Ya que ellas llevan el fin
De decirte: “Yo te amo”
Y acepta el dulce reclamo
De mi pobre corazón
Que hoy henchido de amor
Por ser día de tu cumpleaños
Te desea largos años
Y te da su adoración.
24 de septiembre de 1944
¡COMO PASA LA VIDA…!
¡Cómo pasa la vida entre nubes de gloria!
¡Cómo pasa la vida entre espumas de orgullo
Allá en las altas cumbres de la felicidad…!
¡Cómo pasa la vida en la lóbrega estancia!
¡Cómo pasa la vida en la choza misérrima
En la sima profunda de la necesidad!
Dinero hay en las arcas de los hombres que viven
Como dioses paganos en suntuosos altares
Colmados de favor…
Y hay hambre en los hogares
Por desdicha abatidos
Con las manos escuálidas
Pidiendo con dolor.
Así pasa la vida por sinuosos senderos
Entre risas y goces, entre llanto y miseria,
Mientras unos anhelas infinita su marcha
Otros piden la muerte por su inmenso infortunio.
13 de septiembre de 1944
MI CANTO A LOS OPRIMIDOS HONDUREÑOS
Ayer yo era un raro misterio muy hondo,
Llevaba en el alma tragedias sin nombre,
Tenía en mi frente la marca del odio,
Mi testa aureolada de sordos rencores.
Porque sentí el peso enorme de aquellos
Que son amos blancos del indio latino
Porque de mis venas me sacaron sangre,
Porque de mi frente les di mis sudores.
Y fui cual cordero de inmensos rebaños,
Con mis compañeros sufrimos dolores
Que yo he evadido ahora en mi tierra,
Pero ellos aún gimen allá en su pobreza.
Aquí yo no tengo el verdugo implacable
Que exige quitarse la vida preciada
A cambio de cuatro monedas de oro,
Para aprovecharse millones de dólares.
Sin embargo cuando me vuelvo al pasado
Y encuentro mis pobres hermanos gimiendo
Me siento indignado, me vuelvo misterio
Y nace en mi frente la marca del odio.
Hermanos que sufren silenciosamente
La gran tortura del capitalismo,
¡Uníos hermanos!, luchemos con fuerza
Y hagamos que triunfe aquí el comunismo.
Somos iguales, la igualdad es uno
De aquellos tres lados del triángulo que
La gloriosa Francia expuso y mantuvo:
Debemos der libres, iguales y hermanos.
24 de octubre de 1945
¿QUÉ PUEDO HACER SEÑOR?
Yo con mi orgullo vano maté mis ilusiones,
En un momento altivo tronché todo mi amor,
Y hoy tengo el alma herida, hoy son mis emociones
Más fuertes que otro tiempo que he sentido dolor.
Y luego convencido que para mí no había,
Otra mujer que fuera toda mi adoración,
Quise postrarme humilde ante ella de rodillas
Pero no fue posible, no me lo permitió.
Yo la amo, no lo niego, la quiero hasta la muerte
Y soy capaz de todo sino me da su amor,
Sin ella yo no quiero vivir pues es mi suerte
Más negra que la noche de espanto y de terror.
Señor, y ahora ¿Qué puedo hacer sino me ama
Si en un loco arrebato de mí se separó?
Señor, si yo la quiero,
¿Qué puedo hacer entonces? ¿Qué puedo hacer señor?
2 de octubre de 1945
CUANDO SEAS MI ESPOSA
Mañana cuando seas mi esposa amada mía,
Naturaleza toda cantará para ti,
Entonarán sus salmos de amor los pajarillos
Y yo a tus pies postrado me sentiré feliz.
Mañana cuando juntos ante el altar juremos
Amarnos hasta el último momento de vivir,
Temblarán las emociones las almas y seremos
Los dos como un naciente idilio juvenil.
Yo veo tu albo traje, tu frente coronada,
Tus manos trémulas con gracioso bouquet,
Marchando de mi brazo feliz, emocionada,
Diciéndome al oído: “Jamás te seré fiel”.
Bendecirá el enlace un viejo sacerdote
Que unirá para siempre las vidas de los dos
Y nos dirá: “¡Amaos, que en vuestra unión no brote
El dolor ni la pena, unidos van con Dios!”
Te estrecharé en mis brazos, ellos serán tu nido,
Tu esperanza cifrada en nuestro amor será,
Y así como llegamos a mater el olvido,
También en nuestras vidas las penas morirán.
Ya veo en tu regazo el don que nos dio el cielo,
El fruto que por siempre habremos de adorar,
Será para ti acaso el único consuelo
Y para mí el apoyo que mi vejez tendrá.
Amada mía, sueño y me siento despierto
Deliro como loco solo por este amor,
Pero seré tu esposo aunque me encuentre yerto
Unirás tu destino al mío en el dolor.
Y mañana ¡quién sabe! Cuando hayamos cumplido
La misión en la tierra y volemos allá
De mi brazo, a mi sombra irás y en tu latido
Para siempre tu alma con la mía estará.
8 de marzo de 1946
MELANCOLÍA
¡Melancolía! Vienes a mí por vez primera
A hundirme en tus entrañas
¡Melancolía!
Yo no comprendía qué significabas
Qué experimentaba
Todo el que sufría de melancolía.
Es esto una persona pero inacabable,
Llevar llena el alma de abismos, de negros
Girones de noche…
Es esto una angustia casi inexplicable
Y es una infinita inquietud que pone
Sello de amargura
Negra noche ¡oscura!
Que asfixia, que mata lenta pero lentamente,
Yo tengo en el alma una mancha negra
Yo llevo bragada en mi corazón
Un rayo de melancolía.
Y ahora si comprendo
Que sufre, que llora, que ansía la muerte
Quién sufre aún un día de melancolía.
17 de mayo de 1946
YA NO PUEDE SER
Sé que te amo mucho, mucho todavía
A pesar de todo, te adoro mujer,
Tengo amor ferviente en el alma mía
Pero también llevo un gran padecer.
Ayer – es bien cierto – te quise como ahora
Pero ayer soñaba contigo no más,
Y hoy es imposible que sueñe,
La aurora de nuestros amores
Ya no brillará.
Tú así lo quisiste: matar mis sueños,
Tú pusiste fin a todos mis sueños
Y loca de amores quisiste marchar…
Y a mi me dejaste con esta amargura,
Con esta tristeza que ya nade cura,
Ni tú con tus besos podrás disipar.
18 de mayo de 1946
¿RECUERDAS?
¿Recuerdas que te dije “Te quiero, vida mía”?
Pues yo jurarte puedo que mi alma lo decía.
Y sabes ¿Cuánto tiempo te quise en el silencio?
Pensaba tanto en ti que casi no recuerdo.
Pues solo tú en mi mente,
Tú solo eternamente…
Mi única obsesión.
En estos versos tristes
Decirte quiero: “fuiste mi ilusión.”
CUANDO TE ALEJAS DE MÍ
Solo...
Solo en esta angustia que me hace girones
El alma que sufre...
Solo...
Solo en infinita tortura sublime de sufrir por ti
Nos separa el tiempo
Que vacía la copa de negros minutos
En mi vida trunca,
Y enfilo mi nave por mares de duda
Hacia ignotos puertos, perdido… al azar,
Proyectando sombras mi figura escueta,
Escrutando cielos sin poderte hallar.
Porque eres mi ángel,
El ángel que guía mis pasos inciertos…
Te busco en el cielo;
Tu voz no responde a mi voz que te llama…
Yo no oigo tu eco sonoro
Pero el aire suave
Trae en sus rizadas guedejas las notas
De un nombre divino…
Tu nombre que adoro,
Tu nombre que llevo muy dentro del pecho…
Y busco tu imagen para aprisionarla
En mis ojos locos;
Mis brazos se tienden como los de un ciego
Buscándote a ti,
Y pasa la brisa diciendo tu nombre
Y solo me quedo en la inmensidad.
Me asalta el recuerdo,
Me matan los celos y crispo mis manos
En un gesto grave de inmenso dolor,
Me siento impotente,
Y lloran mis ojos
Como si ya hubiese perdido tu amor…
¿Tu amor?
¡Imposible! Tú ya eres mía.
Tu no puedes irte de mi lado nunca
Porque yo me muero sin tu amor bendito,
Porque tú te mueres sin mi amor sublime…
Y en las sombras…
Sombras de la noche que comienza
Sigo andando con pasos inciertos
Hacia ignotos puertos, sin rumbos… al azar,
Oyendo las notas de un nombre divino
Tu nombre que adoro con tanta ansiedad…
Solo…
Solo en la amargura de mi vida entristecida
Por tu ausencia…
Loco…
Loco por la angustia de tenerte entre mis brazos
Así vivo estos minutos
Que ya el tiempo va vaciando en mi penar.
13 de agosto de 1946
ADIOS PARA SIEMPRE
Sólo amaba a una mujer cuando viniste
A robarme la paz de mi existencia…
Yo no sé por qué te quise,
Traicionando al amor de mis amores…
Mas, te quise
Con un brote de pasión inmensa, fuerte,
Fui hacia ti…
Te ofrende ese amor naciente
Entre rayos de luna y con besos ardorosos,
Y fui tuyo
Como tuyo es el secreto de mi vida que es angustia
Tú aceptaste gentilmente
El obsequio que te hacía mi sufrido corazón
Y jurando amarme siempre
Envolviste mis amores, aureolaste mis ensueños
Con la luz de la ilusión.
Yo creí tus juramentos,
Y un instante decisivo faltó apenas
Para amarte como nunca…
Como nunca yo creería haber amado.
Porque el fuego de tus ojos
Abrazó mi amor naciente;
Porque el néctar de tu boca roja
Flor hecha de mieles
Puso dulces tentaciones en mis labios temblorosos…
Y fui tuyo
Por instantes infinitos,
Por momentos imborrables en mi vida de pasión…
Te entregué entonces entero
En aquellos dulces días
Hoy instantes de misterio
Entre suaves melodías
Mi sufrido corazón.
Mas, ¡oh ensueño frágil!
Comprendiendo lo falaz de tus amores
Vi la herida que tú diste a mi alma
Y sufrí horriblemente,
Por tu amor,
Por tu amor que creí mío
Y no fue más que ilusión
Hoy,
Si ya sé que no me amaste
Si te alejas de mi lado para siempre,
Si te llevas la alegría de mi pecho…
¿Qué me dejas?
¿Qué recuerdos a mi mente acalorada,
Vendrán ahora a calmar esta obsesión
De amarte más?
Nada…
Y es por eso que yo sufro,
Pero, vete y vete pronto
Y que el fuego de tus ojos ya no abrace mis amores,
Aunque sufra inmensamente
Pero, vete, vete pronto
Que no viéndote en mi senda
Volverán las ilusiones a nacer.
¡Oh, mi amada!
Bella flor que yo besara,
¡Oh, mi amada!
¡Yo no sé por qué viniste
A robar con tus encantos,
A matar mis ilusiones con tu amor que fue mentiroso!
Sé que te amo todavía,
Pero ya no debo amarte porque luego,
Cuando nuevamente tuyo
Sea mi amor,
De mi lado tú te irás…
Y es por eso que este día,
Con el alma hecha girones por la angustia,
Con mis lágrimas que quemas a mis ojos,
Con mi pobre corazón latiendo fuerte,
Voy a dar al amor que no fue mío,
Un adiós, un adiós y para siempre
¡Un adiós que a de ir hasta la muerte!
26 de febrero de 1947
ACRÓSTICO
Sois vosotros ¡Oh maestros! los que un día
En el surco sembrasteis la simiente
No perdisteis no más que la alegría
De ver los niños con la faz sonriente
Eso hoy como ayer también mañana
Regar en los senderos la semilla
Os tiene encomendada la sencilla
Sed de hacer hombres en edad temprana
EPIGRAMAS
Erase un padre una vez
Que ver a su hijo quería
Estudiar filosofía
Con muchísimo interés.
Pasó un año, dos y tres
Y el muchacho que leía
El libro de filosofía,
Le dijo al padre angustiado:
“De nada estudiar estoy cansado
Y nada sé todavía.”
“Quién a esta raya su pie
Logre poner ganará”,
Dijo Adán a Soledad
Indicando en la pared.
La niña con ligereza,
La raya sobrepasó
Y dijo Adán con viveza:
“! Con bisagra, como no!”
Cierto día su mujer
Le dijo a Juan muy coqueta
“Hijo, toma la escopeta
Y ve qué vas a traer.”
Pero Juan que conocía
De su mujer el intento
Le contestó: “lo que siento
Es lo que quema en mi canilla.”